Publicado: 7 de Diciembre de 2022 a las 14:49

Fuentes hídricas de Guadalupe ya tienen sus guardianes

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Los estudiantes de la Institución Educativa Nuestra Señora del Carmen, zona rural del municipio de Guadalupe, asumieron el reto de convertirse en guardianes de la quebrada La Pescada, a través del desarrollo de un proyecto investigativo enfocado en  proteger el agua que allí consumen  y darle solución al problema de la inadecuada disposición de los residuos orgánicos e inorgánicos de la población.
Los pequeños se dieron a la tarea de investigar qué era lo que estaba sucediendo con las ´basuras´ y por qué son arrojadas a las vertientes, así como de qué manera podían ayudar a solucionar esta situación que estaba afectando los recursos naturales del municipio.  
“El proyecto  que relaciona las cargas contaminantes de los vertimientos generados por la actividad socieconómica del centro poblado Miraflores, fue iniciado por tres profesores con 33 estudiantes de diferentes talentos, que buscábamos formular algunas alternativas que contribuyeran a controlar y mitigar el problema, así como a generar unas posibles soluciones”, explicó Walter Plazas, docente de Ciencias Naturales y Educación Ambiental.
Según el profesor, la tarea con los estudiantes que integran el Grupo Bioguadalupitos, se enfocó inicialmente en hacer monitoreo fisicoquímico y microbiológico sobre el agua residual y sobre las fuentes hídricas, permitiendo descubrir los niveles de calidad y contaminación que tenía la quebrada.
Las conclusiones que fueron socializadas en diferentes escenarios, como el Concejo Municipal de Guadalupe, la Junta Administradora de  Acueducto y Alcantarillado local, la Junta Administradora de la Junta de Acción Comunal así como toda la comunidad educativa incluidos padres de familia, permitió a su vez  formular diferentes tipos de medidas entre las que se encuentran la instalación de composteras y centros de acopio temporales para el manejo adecuado de los residuos sólidos.
“También a través de saneamiento básico planteamos un mejoramiento de los sistemas de tratamiento de alcantarillado o aguas residuales domésticas y una ampliación de ellos,  de tal manera que permita el constante monitoreo o la ejecución de esta red de monitoreo que formulamos”, planteó el docente Plazas.
 
Educación Ambiental
Además de los resultados físicos, los integrantes de Bioguadalupitos ya tienen una conciencia ambiental y esto lo recalca José Cabrera Motta, un joven de 15 años de edad, residente en la vereda  Rancherias, quien aseguró que su trabajo en el grupo va más allá que el realizado en el laboratorio.
“Sé que mi rol es en el campo y en el laboratorio, tomando las muestras y analizando, pero voy más allá porque a nivel personal, al llegar a casa sensibilizo a mi familia y vecinos para que cuidemos el recurso hídrico y que todos aprendamos más sobre las bondades de cuidar la naturaleza”, indicó el adolescente quien es el encargado, por medio de la música, de socializar los resultados de sus investigaciones.
Mónica Figueroa y quien también hace parte de Bioguadalupitos habló de lo que ha hecho este proyecto para ella y su comunidad.
“Este proyecto además de haberme incentivado y ayudado a conocer mejor algunos aspectos de materias como matemáticas, física, química y biología, también me ha sumergido en un mundo que desconocía y fomentado habilidades científicas extraordinarias, así como a estudiar todo sobre las fuentes hídricas y su conservación”, destacó la estudiante del grado noveno.
Es así como este proyecto, que ha tenido apoyo de la Corporación Autónoma Regional del Alto Magdalena CAM, en el área técnica y de educación ambiental,  se convirtió para la comunidad educativa en lo que ellos han llamado una ´bola de nieve’ de soluciones, articulando todas las áreas del conocimiento.
“Con los estudiantes hemos ganado varios concursos de Ondas y hemos sido invitados y escogidos dentro de los mejores 12 proyectos a nivel nacional por el Ministerio de las TIC  porque una idea traída de la casa de los estudiantes, ahora articula las ciencias naturales, las matemáticas, la tecnología y el arte, todo esto aplicable al contexto de los niños y niñas”, explicó Julio César Arenas Rojas, docente de matemáticas.

Huertas y reciclaje
El proyecto de investigación de la quebrada La Pescada que rodea la vereda Miraflores y en la que ahora participan todos los niños y niñas de la localidad y zonas aledañas, ha implementado el rescate de las semillas nativas en vía de extinción, entre ellas el chachafruto, un producto alimenticio que los estudiantes lo veían como maleza y lo usaban para jugar o para alimentar el ganado.
Ahora y luego de realizar un estudio con padres y abuelos, descubriendo sus propiedades, los pequeños han realizado diversos productos como arequipes, dulces, compotas y jugos de alto contenido proteico, que según la comunidad educativa tiene muchas propiedades curativas.
“La motivación en clase después de la pandemia fue nuestro reto, pero a través de este proyecto hemos encontrado el equilibrio entre las ciencias duras, la tecnología y el arte y ellos lo están entendiendo e investigan de manera natural, compenetrando estas áreas para su crecimiento personal y familiar, diciéndoles a sus familiares que hiervan el agua, que los residuos deben clasificarlos, que no se deben talar los árboles y se deben cuidar las riberas de las quebradas”, aseguró el docente Arenas.
Además la experiencia pedagógica significativa ha escalado al embellecimiento de la institución, al reciclaje y la conservación de la flora y fauna, labor en la que todos están involucrados.
“Nos hemos organizado y entre todos los salones estamos recogiendo botellas y papel, el cual es reciclado. Por su parte las botellas son lavadas y aplastadas, también se utilizan para realizar canecas, además con las tapas vamos a elaborar un mural”, explicó Andrea Morales Díaz, docente de Física y encargada de la separación en la fuente y el reciclaje de la institución educativa.