Publicado: 21 de Mayo de 2025 a las 16:34
Sistemas productivos sostenibles, una apuesta por la conservación de áreas protegidas del Huila

En la cima de la vereda Arrayanal, municipio de Rivera, donde solo se puede llegar en Tarabita, viven Reinel Gómez, junto con su esposa Silvia Montaño y su hijo Robinson, quienes cultivan mucho más que frijol y maíz, ellos siembran responsabilidad y futuro.
Esta familia se ha convertido en ejemplo de cómo la agricultura puede convivir con la conservación. Ellos junto a otras 140 familias del Huila, han sido beneficiarias de los sistemas productivos sostenibles de frijol-maíz, que viene impulsando por la Corporación Autónoma Regional del Alto Magdalena - CAM, con el propósito de garantizar la protección de las áreas protegidas del departamento.
“Siempre he trabajado con café y algo de frijol y maíz, pero ahora, aunque seguimos con estos cultivos, lo que estamos haciendo diferente es la producción sostenible de la que estamos aprendiendo todos los días. Pasamos de los cultivos tradicionales que nos enseñaron nuestros padres, a unos insumos más amigables con el medio ambiente que nos dio la CAM”, contó Reinel Gómez.
Modelo agroecológico
La finca San Agustín de Rivera fue seleccionada en 2023 para implementar este modelo agroecológico como parte de una estrategia de la CAM para reducir la presión agrícola sobre las zonas de amortiguación del Parque Natural Regional Siberia Ceibas, un ecosistema que abarca seis municipios del Huila: Baraya, Tello, Rivera, Neiva, Campoalegre y Algeciras.
Con el respaldo de la autoridad ambiental y la firma de un acuerdo de conservación, la familia Gómez Montaño recibió en el primer semestre de 2024 los insumos necesarios para cultivar media hectárea bajo un enfoque sostenible. Hoy, ya han cosechado dos veces y guardan semilla propia para mantener activo el ciclo productivo.
“Hemos seguido implementando el proyecto para comercializarlo, hemos dejado semillas para darle continuidad y no dejarlo acabar”, explicó Robinson Gómez, quien dijo sentir un gran orgullo por ser ejemplo, “pues fuimos solo 10 los seleccionados en Rivera y es muy bueno que además nos acompañan y nos hacen seguimiento”.
Reforestación
Más allá de producir alimentos, la labor de esta familia se ha convertido en un compromiso con el ecosistema, puesto han sembrado árboles, protegen la fauna y respetan los límites del área protegida. “Siempre estamos trabajando por no afectar ni los ecosistemas ni mucho menos a los vecinos”, afirmó Robinson.
Pero este cambio de pensamiento no ocurrió de la noche a la mañana, como explicó Odette Yomira Barreiro, profesional de la CAM del Parque Natural Regional Siberia Ceibas. Todo inició con la educación ambiental asegura.
“La entrega de estos sistemas productivos permite entrar por esa sensibilización. Es hacer ese desmonte gradual de esa frontera agrícola e ir conservando y protegiendo las franjas que tienen en cada uno de los predios. Desde cada uno de los predios estamos sembrando esa semilla de la conservación”, explicó la profesional del área protegida quien además agregó que la resistencia al proyecto estuvo inicialmente; sin embargo, el acompañamiento continuo y la sensibilización ambiental han permitido generar un cambio positivo.
“Cuando se está haciendo educación ambiental, la comunidad va cogiéndole amor al proyecto y va alternando entre los sistemas tradicionales y los sistemas sostenibles. Siempre en pro de la conservación, teniendo presente que están dentro de un área protegida”, añadió Barreiro.
Proyecto que integra
Por su parte, Jenny Fernanda Ramírez, profesional operativa de áreas protegidas de la CAM, destacó que este tipo de proyectos no buscan excluir a los campesinos del parque, sino integrarlos.
“Reconocemos la importancia de las comunidades al interior de estas áreas protegidas. Enseñamos a producir de una manera más amigable, entregando insumos menos dañinos para el suelo y fomentando prácticas como el uso de abonos orgánicos y la preparación de fertilizantes menos abrasivos”.
Ramírez agregó que desde el 2020, la CAM ha venido promoviendo estos sistemas productivos como alternativa al uso intensivo del suelo. Muchos beneficiarios, como la familia Gómez, no solo aseguran el autoconsumo, sino que también encuentran oportunidades de comercialización. “Ya llegan a la corporación diciendo: ‘yo realizo esta actividad, quiero aprender, quiero mirar cómo me apoyan’. Se ha creado un vínculo real”, afirmó Ramírez.
Ahora en la finca San Agustín, se cultiva de manera diferente, se respeta la tierra, la flora y la fauna. Y como dijo Robinson, se trabaja con una agricultura que “protege el ecosistema, las aves y la tierra, pero sobre todo, se da ejemplo de conservación”.