Publicado: 9 de Junio de 2025 a las 14:35

La Tatacoa es más que turismo, también se cultivan productos del campo de manera sostenible

None

En el corazón del desierto de la Tatacoa, norte del Huila, comunidades y estudiantes se convierten en guardianes del bosque seco tropical, uno de los ecosistemas más amenazados del mundo. Este es el resultado de los acuerdos de conservación sellados entre las familias que residen en el área protegida y la Corporación Autónoma Regional del Alto Magdalena-CAM.
Es el caso de Bernardo Cleves quien recorre su huerta bajo el inclemente sol de la vereda El Cusco, en Villavieja, pasando sus manos por el cilantro y la lechuga  que cultiva, como si tocara lo más preciado de su vida. "Tengo tomate cherry, arracacha, zanahoria, pimentón,  plátano, yuca, aguacate y cholupa. Aquí hay de todo y todo se cultiva con dedicación", dice, orgulloso. Atrás quedaron los días de sostener a su familia solo con cabras y ovejas. Hoy, en pleno desierto, florece una huerta con el acompañamiento técnico y los insumos entregados por la CAM.
A unos kilómetros de allí, en la Institución Educativa San Alfonso, los estudiantes riegan los naranjos bajo un sol que no da tregua. El profesor Marlio Piamba recuerda que hace poco más de dos años, donde ahora hay cultivos, solo había potrero. “En el colegio tenemos ocho hectáreas y con la CAM, la comunidad y el SENA hemos transformado esto en un laboratorio vivo de agroecología”. El docente asegura que las clases de emprendimiento y las horas sociales se hacen entre limones y gallinaza. "Aquí lo que estamos enseñando a los estudiantes es que para trabajar la tierra hay otras opciones que no requieren tanto químico, sino también abonos orgánicos que no dañan el medio ambiente y con los cuales se pueden sacar buenos productos".
Son dos historias distintas con un mismo propósito: cuidar y conservar el bosque seco tropical a través de acuerdos de conservación. Una estrategia que la CAM ha implementado con comunidades dentro del área protegida del Distrito Regional de Manejo Integrado- DRMI La Tatacoa.
La idea es sencilla pero de mucho impacto, el objetivo es entregar insumos, semillas, formación y acompañamiento técnico a cambio de un compromiso por conservar los suelos, la fauna y los recursos hídricos del área.
"Con el equipo productivo hacemos identificación y caracterización de las familias que habitan al interior del área protegida y a partir de ahí conocemos esas potencialidades y necesidades productivas que tienen, para que luego se generen unos proyectos productivos sostenibles que gestiona la corporación”, explicó Diego Perdomo Córdoba, profesional productivo del DRMI La Tatacoa, quien agregó que “el propósito de los proyectos es garantizar una sostenibilidad del área, mejorar las capacidades productivas de las familias, así como fortalecer su economía familiar y la seguridad alimentaria dentro del área” . Según el profesional de la CAM, la herramienta clave para lograrlo han sido las Escuelas de Campo Agroecológico - ECAs, donde los saberes locales se combinan con técnicas más sostenibles.
Por su parte Jenny Fernanda Ramírez, profesional operativa de las áreas protegidas de la CAM, habla de las bondades de estas tierras que van más allá del turismo "casi la mayoría de las personas aseguraban que estas no eran tierras para producir, pero lo que tenemos aquí es un bosque seco tropical con suelos muy fértiles". Según la profesional de la autoridad ambiental, este ecosistema no solo tiene potencial para el turismo, sino también para la seguridad alimentaria. “con todos estos proyectos que hemos entregado de huertas, cítricos, frijol-maíz hemos podido evidenciar que el área responde a esas necesidades, garantizando que las actividades productivas se pueden realizar de la mano con la protección del medioambiente”, es decir: construir, sembrar y crecer sosteniblemente.

Abonos orgánicos es la respuesta
Mauricio Medina, estudiante de décimo grado, asegura que es mucho lo que ha aprendido con este proyecto "hemos aprendido acerca de las bondades de los abonos orgánicos, porque la gallinaza y la cáscara del arroz beneficia al suelo y no se usan químicos". Sueña con un colegio lleno de vegetación, que vuelva a ser como antes: frondoso, vivo, natural y con productos naturales para ofrecer a la comunidad.
 
Weslly Nayareth Hernández, gestora productiva de la CAM, es una convencida que trabajar con los jóvenes, que son la semilla de esta comunidad, es la mejor decisión: "Ellos son los productores del mañana quienes tendrán una conciencia ambiental totalmente cambiada, protegiendo los recursos naturales. Llevamos dos promociones con este trabajo, dos generaciones que han demostrado que se puede hacer un cambio del químico a lo orgánico".
El caso de Bernardo Cleves también es prueba de que el cambio es posible, incluso si al inicio cuesta creer. "Aquí llegaron los profesionales de la CAM a ofrecerme un proyecto y pues al principio dije que no, pero luego volví a contactarlos, me explicaron de qué se trataba el proyecto y arrancamos. Hoy tengo una huerta hermosa, recibí capacitaciones, semillas, árboles. Estoy orgulloso de ser ejemplo en mi comunidad", cuenta con una sonrisa mientras acariciaba las hojas del cilantro.
"Los invito a aceptar estos acuerdos de conservación que promueve la CAM, que escuchen el proyecto y lo inicien porque además estarán garantizando la seguridad alimentaria y la conservación de esta área protegida del Huila", finalizó diciendo Bernardo.