Publicado: 17 de Junio de 2025 a las 10:40

Estudiantes del Huila lideran el monitoreo del agua y la biodiversidad

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Son apenas las 7:00 a.m. y catorce niños, entre los seis y los 10 años, avanzan por un estrecho sendero en la vereda Fátima, al occidente del Huila. Llevan cuadernos y pequeños frascos de recolección. Acompañados por su profesora Maristerlia Ortigoza, la caminata de este día tiene un objetivo muy claro: llegar hasta la quebrada Barbillas para realizar una inspección manual y recolectar macroinvertebrados acuáticos, o “bichitos”, como ellos los llaman, que permiten determinar la calidad del agua.
 
A solo unos metros de allí, estudiantes de grados décimo y once de la institución educativa El Carmelo miden el caudal del afluente que abastece el acueducto del municipio de La Plata. Esta doble actividad hace parte del Proyecto Ambiental Escolar (PRAE) del colegio. “En nuestro entorno se siembra Con-ciencia”, una iniciativa desde el aula de clase que busca formar huilenses conscientes del valor de su región y sus recursos naturales.
 
“Estas actividades han permitido que los niños y niñas se apropien de la belleza y la identidad del territorio y en estos monitoreos ellos reconocen insectos que indican si el agua está limpia o contaminada, a ellos les preocupa ver basura en la quebrada. Lo mejor de esta experiencia es que los estudiantes dicen que van a educar a los papás para que ayuden a cuidar los recursos naturales”, explica Maristerlia Ortigoza, docente de la sede Fátima.
 
Un aula al aire libre
El proyecto “En nuestro entorno se Siembra Con-ciencia” cuenta con el acompañamiento técnico y pedagógico de la Corporación Autónoma Regional del Alto Magdalena-CAM, en el marco del Plan de Manejo Ambiental de la Microcuenca (PMAM) de la quebrada Barbillas.  Diana Maribel Oviedo Vega, profesional de apoyo del PMAM Barbillas, explica que el trabajo se articula con comunidades de cuatro veredas como son Fátima, Las Mercedes, San Juan y Alto Cañada,  y combina monitoreo técnico con saberes locales.
 
Este proyecto, concebido como una estrategia de educación ambiental participativa, involucra activamente a toda la comunidad educativa, incluyendo sus nueve sedes. Reconociendo la relevancia ecológica y social de la microcuenca, se conformó un grupo de investigación y monitoreo ambiental integrado por 27 estudiantes de distintos niveles académicos, tres docentes líderes del PRAE, un docente responsable del servicio social y el equipo directivo de la institución, con el propósito de fortalecer el conocimiento, el seguimiento y la conservación de este ecosistema estratégico.
 
“El monitoreo es participativo. Hoy medimos caudales con dos métodos diferentes. El primero con un caudalimetro con orientación de la CAM y el otro con el método flotador que es el que vienen implementando en la institución. También miramos los parámetros de calidad y macroinvertibrados para medir la calidad del agua. Se incluyó el tema de avistamiento de aves para que los niños, niñas y la comunidad reconozcan la avifauna que hay en este territorio”, dice Oviedo.
 
Estas jornadas permiten generar en la microcuenca, además de estudios para tomar decisiones futuras,  “la apropiación como microcuenca, el reconocimiento, la biodiversidad que hay en la región, apropiación y el uso adecuado que se debe dar al recurso hídrico”, añade la profesional de la CAM.
 
Impacto ambiental
El proyecto, que nació en 2020 con huertas escolares y pequeñas investigaciones de primaria, se ha convertido en una estrategia ambiental institucional que involucra a estudiantes, docentes, padres de familia y entidades aliadas. Andrea Carolina Lozano Prada, docente y líder del PRAE, resalta que “esta es una práctica que llama mucho la atención de los niños y niñas quienes ya se están apropiando del conocimiento de la biodiversidad local.
 
La profesora recalcó que “no se puede conservar lo que no se conoce y la idea es que desde pequeños los niños y niñas se apropien del conocimiento del manejo de los recursos naturales como la flora, la fauna, las especies de aves, macroinvertebrados, para así aplicar las diferentes estrategias que podemos emplear desde casa, preservando los ecosistemas aledaños a nuestra institución”, explicó Lozano Prada.
 
Matemáticas, ciencia y conciencia
Daniel Felipe Centeno, docente de aula encargado en la medición del caudal, destaca que “esta es una experiencia en la cual involucramos conocimientos matemáticos, física y mediciones en la cual los muchachos se ven involucrados durante todo este proceso que los lleva a tomar mayor conciencia para saber cuál es la cantidad de agua con la que cuentan en su  zona y de esa manera contribuir con su preservación”.
 
Así mismo, Johan David Urrego Vega, estudiante de décimo grado, cuenta su experiencia desde la práctica. “Al principio no me gustaba tanto. Decía: ¿uno qué va a ir a hacer por allá? Pero ahora reconozco especies de fauna y flora, entiendo la importancia del agua, y hasta le enseño a mi familia lo que aprendo y a apreciar lo que tenemos a nuestro alrededor”.
 
Sumado a esto, el joven aseguró que antes veía la quebrada solo como un sitio de baño, “pero ahora la veo como un lugar importante que surte gran parte del acueducto del municipio de La Plata y las veredas a las que yo pertenezco”.
 
Un cierre con aves
Cada jornada de monitoreo cierra con un ejercicio especial: el avistamiento de aves. Los estudiantes observan, registran y ahora, con la asesoría del Ornitólogo de la CAM, aprendieron a subir sus hallazgos a plataformas como eBird, que conecta a la región con una red internacional de observadores de aves.
 
 “Se incluyó el tema de avistamiento de aves para que los menores y la comunidad reconozcan qué hay en esta región. Aquí vemos desde pájaros carpinteros hasta especies que no sabíamos que vivían cerca. Cuando los niños descubren un ave y pueden identificarla y compartir ese conocimiento, sienten orgullo”, comenta Diana Oviedo profesional de apoyo de la CAM.
 
Además de las actividades pedagógicas, la CAM ha implementado en la ejecución del Plan de Manejo Ambiental de la quebrada Barbillas, acciones complementarias como filtros verdes, hornillas ecoeficientes, composteras, huertas caseras y pozos sépticos para mitigar el impacto del ser humano en la zona.